sábado, 18 de diciembre de 2010

Shall We Play a Game? (Por Altair Alayamih)


¿Alguien se acuerda de la peli de Juegos de Guerra? Quienes somos de mi generación, o no muchos años de diferencia, la recordamos con especial cariño. Fue la peli en la que todos queríamos ser el personaje que hacía Mathew Broderick, un chaval que con su “moderno” ordenador hackeaba la red del Pentágono y lograba poner en jaque a todo el planeta, además se ligaba a una tía muy guapa. En la película, claro.

El caso, que el mismo año de la película, en concreto el 26 de septiembre de 1983 se produjo un incidente que pudo haber cambiado el curso de nuestras vidas y de la historia moderna.

viernes, 17 de diciembre de 2010

El efecto fotoeléctrico


Hace poco hablé sobre la dualidad onda-corpúsculo de la luz y entonces dije que había experimentos que implicaban que la luz tenía que ser indiscutiblemente una onda y otros que, para darse la luz tenía que ser una partícula. Pues hoy voy a hablar de probablemente uno de los fenómenos más intuitivos que se basan en esta última implicación. La luz como lluvia de partículas.

En 1886 Frank Herzt descubrió que si iluminaba dos electrodos con luz ultravioleta, el arco voltaico que se generaba entre ellos era mayor que si estaban en la oscuridad, es decir, que de alguna forma la luz potenciaba el intercambio de carga (la chispa eléctrica) entre los electrodos.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Pero... ¿qué es la Física Cuántica?

Estaba escribiendo la próxima entrada de física (el efecto fotoeléctrico) y me he dado cuenta de que me he puesto a intentar aclarar cosas sobre un concepto, pero no he aclarado el concepto en sí. Además así aprovecho para explicar otra cosa y así no hago entradas tan largas.
Lo que hace a la física cuántica diferente es la escala en la que se trabaja, ya que las cosas no son como parecen.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Cambio de etapa

Nuestra vida no es más que una sucesión constante de etapas. Esto, que es un razonamiento a priori poco menos que evidente, puede darnos más que un quebradero de cabeza si no lo tenemos en cuenta, especialmente si nos acercamos al fin de una de dichas etapas.

Para definir el concepto de etapa, podríamos decir que se trata de un tiempo determinado en el que tus actividades, sentimientos y demás se centran en torno a un tema en particular. Las etapas no tienen por qué darse en toda tu vida a la vez, de hecho, lo normal es que cada ámbito de tu vida pase por su propia etapa, de manera que, en un momento dado, puede que en los estudios estés atascado, estés bien con tu pareja, veas menos a tus amigos de toda la vida y estés bien en casa; y en otro te vaya mejor en los estudios, no ya no tengas novia, has conocido a otro grupo de amigos y tengas problemas con tu familia. Con esto, vemos que cada ámbito (estudios, amigos, pareja, familia, etc.) pasa por distintas etapas y el conjunto de todas ellas es tu vida.

El accidente

No funcionó. Ni el cinturón de seguridad, ni el airbag, ni el parachoques, ni el freno de emergencia, ni el novedoso diseño que permitía que el propio coche absorbiera todo el impacto… nada funcionó. Se veía venir, la velocidad era excesiva… la colisión fue brutal. Desde mi sitio solamente veía el brazo de mi desmembrada compañera. Y lo peor es que sabía que esta misma situación se iba a repetir una y otra vez en otras muchas partes del mundo, prácticamente a cada momento y nadie iba a hacer nada para evitarlo. Odio ser un muñequito de pruebas.  

miércoles, 8 de diciembre de 2010

La dualidad onda-corpúsculo de la luz

Desde el principio de los tiempos se ha tenido una eterna discusión sobre la naturaleza de la luz y especialmente a partir del siglo XVII en el que se pusieron claramente sobre la mesa dos teorías al respecto: La teoría ondulatoria de la luz, que dice que la luz es una onda y la teoría corpuscular, que dice que es una partícula o corpúsculo. Ambas tenían grandes científicos a sus espaldas, como son Huygens en el caso de la ondulatoria y el mismísimo Newton en la corpuscular.
La batalla fue dura, pues ambas tenían cosas a favor y en contra:

Para Altair Ayalamih

Hola Altair Ayalamih.

Mentiría si te dijera que no me he preguntado nunca quién eras, la primera persona que escribe en inglés y de la forma en la que lo hiciste, el tipo de comentarios, siempre con una aportación reflexiva (cosa que me gusta por cierto) y mencionando a Andy Warhol. Desde luego no eres el típico posteador o al menos, no aparentemente.

He estado pensado y, como has dado un gran paso al respecto de tu identidad, voy a dar yo otro. Te propongo un juego: voy a analizar tus pistas y las que me sigas dejando (si lo sigues haciendo). Cuando tenga alguna conclusión, la expondré con todo lo que me haya llevado a ella. Esto sin duda te pondrá de manifiesto en qué he acertado y en que me estoy equivocando estrepitosamente, lo cual, representa una gran ventaja para ti en caso de no acertar. A cambio, me gustaría que, si realmente he acertado, me lo dijeras. Por otro lado, me comprometo a no lanzar "acusaciones" a diestro y siniestro. Si me equivoco, seguiré intentándolo, pero mis intentos siempre serán fundados.

No voy a etiquetar esta entrada para que no tenga un acceso tan público como las otras. No pretendo que  esto se vaya a quedar entre tú y yo, pero tampoco lo contrario.

Bueno, qué ¿aceptas el juego?

martes, 7 de diciembre de 2010

Introducción a la Física Cuántica


Últimamente está muy de moda hablar sobre la Física Cuántica. Parece que todo lo inexplicable se puede explicar con ella o, al menos, que cuando introduces estas dos palabras en cualquier conversación (en la que sean coherentes, claro) tus interlocutores aceptarán cualquier argumento por extraño que sea.
Es cierto que la Cuántica tiene muchas cosas que son muy incomprensibles (la gran mayoría), pero también es verdad que muchas veces se le añaden más cosas incomprensibles aún, se le da un toque místico y se expone como algo esotérico, casi mágico. He visto algunos documentales que consiguen hacer sensacionalismo de la física gracias a la cuántica. Inimaginable.

sábado, 4 de diciembre de 2010

El mamífero suicida

Hay cierto tipo de mamífero que su alimento favorito es uno de los componentes de su madriguera, la cual, es totalmente necesaria para su supervivencia, pues si ella moriría irremediablemente por culpa del frío, la lluvia o los depredadores, pero pese a ser consciente de ello, el mamífero en cuestión prefiere una vida corta pero placentera (y sin generaciones venideras) que una más larga y con posibilidad de generar descendencia que pueda disfrutar de su propia guarida hasta que se puedan valer por sí mismos. Dicho mamífero tiene otras posibilidades de alimentación, que le proporcionarían los mismos nutrientes que los que le proporciona su alojamiento, pero aún así, prefiere acabar con él en pro de una vida más placentera. Este “modo de vida” también perjudica a los demás individuos de la población, porque, además de que no todos tienen un cubil y parece poco ético que el que tenga se lo coma, no todos los elementos de la madriguera son digeribles por el mamífero, dando lugar a unos excrementos altamente tóxicos para el resto de sus congéneres, algo que él mismo no sufre ya que se asegura de irse bien lejos de su guarida.

Visto desde fuera, este comportamiento es autodestructivo respecto a la población entera y especialmente estúpido si tenemos en cuenta la conciencia del mundo. ¿Qué lo motivará?, ¿por qué no cambiará el mamífero?,¿no se da cuenta de que así no va a durar mucho? Parece que sí, pero, entonces, ¿por qué se comporta así?

Estas son las preguntas que se plantean viéndolo desde fuera, pero para responderlas tendríamos que verlo desde dentro, porque me temo que, tristemente, podemos hacerlo.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Una visita muy anhelada



Por fin Navidad, ¡qué bien que hayáis venido! Aquí en el asilo los días son demasiado largos, pero hoy todo eso da igual, estáis aquí y eso es lo que importa. Qué recuerdos. Las comidas familiares, las fiestas multitudinarias, los chistes del tío Bernardo, la carne en salsa de doña Pepita, la alegría de los nietos correteando por el salón, los teatrillos de tus primos, los nervios de las uvas (qué mal lo pasaba la abuela, eh) y la copita del champange que siempre traía el primo Sebas desde París. ¡Qué momentos! Me encantaría que este momento durara para siempre y que...

-Por favor -sonó por la megafonía de la sala de espera,- los familiares de Fernando Gómez pueden pasar a verlo.

-Lo siento señor, -dijo en niño de la estupefacta familia,- pero me tengo que ir a ver a mi abuelo.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El mundo de los sueños



Me gusta reflexionar. Cuando lo hago, siempre descubro cosas del mundo, de los demás, pero sobre todo, de mí. Hace mucho que no lo hago y, en parte, sé por qué. Me gusta reflexionar, es cierto, pero a la vez me asusta. Me da miedo escarbar tanto entre mis sentimientos porque siento que puedo romper algo irreparable, quizás abrir una puerta que más adelante me sea imposible cerrar, y lo peor es que intuyo que hay varias puertas de ese tipo escondidas a gran profundidad. Como consecuencia muchas veces me paro a pensar, pero nunca llego a profundizar tanto como para no saber lo que va a haber más allá, pero hoy voy a hacer una excepción, son demasiadas las incógnitas que pueblan mi vida y no tengo la capacidad necesaria como para poder ignorarlas todas. Así pues, comienza mi reflexión.

Otra aclaración importante

Ya en la anterior aclaración comenté que las cosas que subo no tienen una relación directa con mi estado actual. En su momento lo dije refiriéndome más a las reflexiones y teorías, pero lo cierto es que es extensible a todo y en particular a los relatos. Lo digo porque suelo escribir relatos en primera persona, porque me gusta en sentido literario, me parece que da lugar a más y mejores recursos aunque no cuente con un narrador omnisciente. Esto no quiere decir que los relatos sean autobiográficos, es verdad que generalmente responden a algún tipo de inquietud (si no no se me ocurrirían), pero eso no implica que me haya pasado.

Por otro lado, cuando quiera pone algo que realmente me ha pasado lo pondré en "Anédotas" o "Mi vida por Salmanca".

Una vez aclarado esto, os dejo un relato que escribí hace unos años.

Tupper de un solo uso (consejo para pisos de estudiantes)

Lo del reloj de las tareas era un consejillo más de coña que otra cosa (aunque sí que creo que es mejor que todos los miembros del piso realicen una tarea a la semana, en vez de que cada semana sea uno solo el que lo limpie todo, y el reloj es una buena forma para conseguir esto), pero hoy voy a contar un consejo un poco más de verdad y un poco más útil.

Hay comidas que no se pueden hacer en pequeñas cantidades y cuando se hacen, se hacen, como por ejemplo, las lentejas.

La primera vez que nosotros hicimos lentejas llenamos dos ollas. Es verdad que se nos fue un poco la mano, pero bueno, nos vino muy bien para ser conscientes de la utilidad del consejo.

Como no lo conocíamos en su momento, congelamos una de las ollas y la otra nos la comimos a lo largo de la semana.

Cuando quisimos comernos la segunda nos enfrentamos a un pequeño dilema ¿La descongelábamos entera? Si lo hacíamos, teníamos que comérnoslas con relativa rapidez, pero si no ¿Cómo íbamos a descongelar solo una parte? Al final optamos por la segunda opción y la llevamos a cabo a golpe de martillo, pero a juzgar por cómo quedó la cocina yo diría que no es lo más apropiado.

                       



Desde entonces, lo que hacemos es utilizar los Tupper de un solo uso ¿Y eso qué es? Pues muy sencillo, un tetrabrick de leche acabado y al que le recortamos la tapadera. De esta forma se pueden guardar raciones individuales (o para dos, como es nuestro caso) sin tener que comparte fiambreras ni nada por el estilo. Eso sí, tiene que caber de pie en el congelador, si no, se puede seguir utilizando pero para cosas como arroz y cosas por el estilo, que se hacen en cantidad pero no se derraman.


                           


Pues nada, espero que le sea útil a alguien.

Dos casi-muertes en menos de dos semanas


Pues sí, así es. Es cierto que entre unas cosas y otras ya tengo una pequeña colección de casi-muertes, pero nunca me habían ocurrido dos de forma tan consecutivas.

La primera fue el día 15 de noviembre, día de San Alberto Magno, patrón de las ciencias y, por lo cual, día no lectivo para los que las estudiamos. En principio no había clase, digo en principio porque luego empecé a tener ciertas dudas, ya que aquí en Salamanca ese es el día de las novatadas, pero se había cambiado para que cayera en jueves, de forma que el jueves no iba a haber clase (y el viernes tampoco porque la gente iba a seguir borracha), pero no había quedado muy claro si el día no lectivo del lunes se trasladaba al jueves o el del jueves era adicional (como sin duda lo era el del viernes). Yo pensaba que no había clase, pero Curro me convenció de que sí, así que al final acabé yendo con Ángel (un amigo de Sevilla que había venido a visitarnos) a la facultad porque le hacía ilusión ver cómo daban las clases.
Cuando llegamos estaba cerrada. Curro nos la había jugado y lo peor de todo es que se había quedado en la cama.

Como ya estábamos ahí aproveché para enseñarle a Ángel algunas cosillas de la zona, como por ejemplo la dichosa rana de la fachada del edificio original de la universidad. Después de un rato, tuve que decirle  dónde estaba porque empezaba a hacer frío y por delante de nosotros solo pasaban grupos de jubilados que la veían al instante.

Una vez vista, decidimos volvernos a casa.

Bueno, pues estábamos pasando por la calle que hay entre la universidad potificia y la Casa de las conchas y de repente escuchamos un golpe detrás de nosotros proveniente de las alturas y nos giramos a tiempo para ver cómo un bloque de piedra de unos 30x20x10 centímetros (aproximadamente) se estrella contra el suelo haciendo un ruido brutal y dejando el suelo lleno pedazos de roca (yo tengo uno en casa).


A nosotros nos pilló unos metros por detrás, pero había una pareja a la que no pilló de puro milagro.
Entonces me di cuenta de que si hubiera tardado un par de segundos más en decirle a Ángel dónde estaba la rana quizá otro gallo cantaría... o no.

Aquí está la noticia

Por cierto, fui yo el que llamó al 112 (nunca lo había hecho antes) porque después de un rato, cuando ya se hubo ido toda la gente que había presenciado el hecho, la gente pasaba por ahí tan normal, diciendo cosas como: “mira, se están cayendo trocitos de la fachada”.

La otra vez que casi muero fue el viernes 26 de noviembre y fue en un circuito de Karting. A decir verdad, mi trayectoria con los karts siempre ha sido algo accidentada (nuca mejor dicho), pero en este caso las cosas eran diferentes, ya tenía el carnet y ya sabía manejar bien un coche, así que nada, me monté sin temor alguno en uno de los coches y me puse a dar vueltas con mis primos.

Ya había dado varias vueltas al circuito cuando de repente noté que algo me tiró intensamente del cuello para atrás, ahogándome. En un nanosegundo mi cerebro concluyó lo que pasaba y me hizo picar el freno. Sí, efectivamente, el pañuelo que llevaba al cuello se había liberado y se puso a ondear hasta que se topó con la rueda trasera del kart. Por cómo eran los tirones, por las manchas del pañuelo y porque sigo vivo supongo que no se quedó enganchado en la rueda sino que iría arrastrándose por el suelo y la rueda lo pisó y patinó, haciendo que me tirara del cuello para atrás. Estuvo cerca, pero nada más. Aquí tenéis la prueba del hecho:




Cuando se lo conté a mi tía se rió mucho diciendo: “Habría sido como Isadora Duncal pero con menos carisma” pero cuando ésta se lo contó a mi madre a ella no le hizo ni puta gracia.

Bueno, pues estas son las dos formas de casi-muerte que he tenido en apenas 10 días, con las cuales espero que todos hayamos aprendido algo:
  1. Si oyes un ruido  en la calle que viene de arriba, corre al edificio que te parezca más nuevo.
  2. Si vas a conducir un kart o un descapotable, no lo hagas con un pañuelo/bufanda que te pueda matar.