domingo, 13 de noviembre de 2011

Y hoy, vamos a hacer desaparecer cosas.


¿Hacer desaparecer objetos es cosa de magia? No, de óptica.
Pues sí, y no solo os voy a explicar cómo sino que os lo voy a demostrar, pero vamos poco a poco. Como siempre, empecemos por algo de física sencilla.

Para saber cómo podemos dejar de ver un objeto, antes deberíamos saber por qué lo vemos. La cosa es simple: la luz, cuando llega a los objetos hace dos cosas, una parte de ella se refleja y otra parte penetra en el objeto en caso de que éste sea transparente o translúcido. Estos dos procesos son reflexión y refracción respectivamente y se dan siempre que la luz cambia de medio (esto último es muy importante) ¿Qué necesitamos nosotros para ver las cosas? Pues que nos llegue luz de ellas, así pues (a no ser que estemos mirando a un foco de luz) la luz que veremos es la que reflejan los objetos.
Quizá alguno esté pensando: “Entonces ya sé cómo hacer un objeto invisible, solo hay que conseguir que no refleje la luz que reciba”, y aunque es un buen razonamiento, es incorrecto porque ¿qué pasa si un objeto no refleja la luz que recibe? ¿no lo vemos? Pues nada de eso, claro que lo vemos, eso sí, sin color alguno, como no nos llega ninguna luz no vemos nada, es decir, lo vemos negro. Así que habrá que buscar otra forma.
Como muchas veces, la solución más sencilla es la correcta. Si lo que queremos es no darnos cuenta de que hay un objeto en un sitio, lo mejor es que sea la propia luz la que no se de cuenta, es decir, que aunque la luz esté cambiando de medio, no lo note. Lo que define a un medio en la óptica que estamos tratando es su índice de refracción, que es una característica del material que nos informa de cuántas veces es más rápida la luz en el vacío que en ese material (n=c/v). Cuando la luz pasa de un medio a otro lo nota porque cambia el índice de refracción, pero ¿qué pasaría si hubiera dos cosas con el mismo índice de refracción? Pues que la luz no notaría que está cambiando de medio y por tanto, ese segundo medio sería “como si no existiera” para ella y, por tanto, para nosotros.
¿Qué, no os lo creéis? Pues como lo prometido es deuda, una vez hechas las explicaciones, aquí están las demostraciones.
 Bolas que desaparecen (este vídeo es mío :)



Qué tal si probamos ahora con otro medio y otro color: Vaso que desaparece en aceite.

Si está claro, no hay magia más potente que la física :)

 PD: Esta entrada está dedicada a Celia, del Campus Científico 2011, que le debía un regalo y una explicación. El regalo ya lo debes tener y bueno, aquí tienes la explicación, espero que te haya gustado :)

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